
Destacaban la perfección y la belleza que se representaba en la armonía del cuerpo. El ideal romano era alto, de piernas largas, la frente amplia (esto reflejaba inteligencia), la nariz fuerte y el perfil perfecto.
A lo largo de la historia se ha observado que la moda cambia, tanto física como psicológicamente, moviendo a las masas que comparten las mismas ideologías revolucionarias e innovadoras. En algunos llegando a ser tan radicales frente a otras que consiguen un rechazo por parte de las sociedades más conservadoras y extremistas.